lunes, 20 de junio de 2011

La fruta


La fruta

En aquel edificio céntrico, caluroso, en el cuarto más grande, ahí estábamos ella y yo. Las ventanas abiertas, el viento era tibio, como de costumbre ella lucía fenomenal, su cuerpo espectacular.
            Parado, la contemplaba detenidamente a cada poro de su piel, se recargaba en le peinador, se miraba hermosa, su perfume me llenaba de frescura el aliento, su larga melena negra hablaba por sí sola.
            Cuando abrí mis ojos ya no estaba, había sólo una fruta, el exterior era como su piel, la piel de su pubis, con sus vellos a medio crecer, de esa manera me  gustaba que los llevara, el olor parecía al de su coño ¡Delicioso! Acerque la fruta a mi boca, le di una tierna mordida, me transporte a esos ricos momentos en que yo degustaba el tibio liquido de su vagina, el jugoso fruto me extasío y me quito la sed que me llenaba de sopor, sentía como su jugo se escurría por  mis labios, así como cuando se venía en mi boca.

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